Reducir implica despojarnos de la necesidad de tener cada vez más cosas, y ser más libres, quedándonos sólo con lo esencial.

Muchas veces nos vemos tentados por la tendencia general de tener cada vez más: muebles, espacio, ropa, papeles, etc. Y no lo hacemos sólo por pura ambición o por ganas de acumular.

Lo hacemos porque nos hace sentir más seguros internamente: cuando viajamos y llevamos un montón de cosas por si acaso, nos sentimos cubiertos ante cualquier imprevisto; cuando nos llenamos de actividades nos sentimos productivos y útiles, etc.

Y también externamente: es socialmente más valorado el tener más y mejores cosas.

Pero seguir esta tendencia nos lleva a:

  • Estar más ocupados: con más actividades y compromisos, más cosas para ordenar o limpiar, etc.
  • Al tener más cosas gastamos más dinero, sufrimos más estrés visual de los espacios en los que estamos, y debemos dedicar más tiempo a mantenerlas.

Comprometerse a simplificar es ser un poco minimalistas, es decir, reducir y quedarnos con lo esencial, lo importante.

Simplificar lo material también permite que te enfoques en tu interior, en conocerte más y no necesitar cosas para resolver tus problemas.

Por supuesto que hay que animarse a simplificar y reducir, dado que implica arriesgarse. Si dejamos ir todo aquello en lo que encontrábamos seguridad (estoy hablando de cosas materiales y no materiales), vamos a sentir miedo de tomar malas decisiones. Es el miedo a salir de la zona de comodidad y explorar nuevas experiencias, nuevas formas de vivir.

Pero, no son sólo miedos.

Animarse a dejar ir también implica un camino de descubrimiento de uno mismo, de empoderamiento y de creatividad: descubriremos que no necesitamos apoyarnos en cosas u ocupaciones para sentirnos seguros, sabremos que tenemos el poder interno para experimentar y hacer cosas distintas y ejercitamos nuestra creatividad para encontrar soluciones y resolver cosas sin depender de objeto alguno.

Lo importante es comenzar.

Te proponemos que ejercites el hábito de Reducir en dos aspectos: objetos y ropa.

Reducir paso a paso

Esta primera semana nos enfocaremos en dejar de acumular objetos personales que no usas o que realmente no necesitas.

Primero separa tiempo para reducir: dedica 10 o 15 minutos diarios a esto. No lo hagas más de ese tiempo, la idea es ir muy de a poco y que no te canses ni te abrumes.

¿Qué hacer en esos 15 minutos cada día?

  1. Elige un pequeño espacio por día: un estante, un cajón, una repisa, el escritorio, etc. Que sea pequeño así te asegurás que podés ordenarlo en 15 minutos.
  2. Procura los primeros días comenzar por espacios que uses muy seguido o estén más a la vista. Como un escritorio, una repisa, etc. Así podrás comenzar a disfrutar de los resultados de reducir y simplificar rápidamente.
  3. Cuando estés frente a un grupo de objetos, preguntáte: ¿Realmente necesito esto? ¿cuántas veces lo he usado en el último tiempo? ¿Estoy guardando esto sólo por que me lo regalaron o tiene algún significado para mí? ¿Estoy guardando esto “por si acaso” pero en realidad nunca lo usé?
  4. A los objetos que decidas conservar, dales un lugar. Que cada cosa tenga su lugar y siempre que la uses vuelva ahí. Esto te permite, además de mantener el orden, procurar no tener nada que no necesites.

Acciones para esta semana

  • Dedica 10 o 15 minutos diarios a reducir objetos en diferentes partes de tu casa.
  • Comienza un Diario o habilita un archivo en el que vayas registrando lo que haces, lo que reduces, cómo te sientes, etc.
  • Algo que es asombroso para ver los pequeños grandes cambios que generarás es, además de registrar en notas, tomar fotografías antes y después.
  • ¡Disfruta de la libertad que comenzarás a sentir!