Utilizar tu Misión para Priorizar (Visión General)
Por Matías Salom
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Tiempo de lectura
5 minutos
Empecemos por el comienzo:
¡Bienvenido!
Ojalá pudiera poner en palabras la alegría que siento de ver que estás dando este paso. Convertirte en emprendedor e iniciar tu propio negocio no sólo impacta en tu vida, sino también en la de tus seres queridos y la comunidad que te rodea. En nombre del Equipo y de todos ellos, te agradezco.
Ahora a lo nuestro 🙂
El Problema
Aquí va una novedad: la vida no es fácil.
Y generar un negocio propio tampoco.
Las dificultades son muchas y, en su mayoría, inesperadas. No elegimos las circunstancias en que nos toca actuar. Muchas veces las cosas no salen como esperamos. Otras personas pueden ser injustas con nosotros y juzgarnos. Incluso puede pasar de que nuestros seres queridos no nos comprendan.
Las dificultades son muchas. Si no se está preparado pueden dejar a cualquiera exhausto.
Este es el principal motivo de que Proyectos queden a medio camino. El problema es que a veces quedan, junto a ellos, personas también.
¿Alguna vez conocieron a alguien que simplemente vive "a la deriva"?
¿Por qué sucede esto? ¿Cómo es posible que muchas personas simplemente se rindan ante los problemas y obstáculos?
Y, lo que nos interesa aún más a nosotros, ¿cómo puede haber otras que las convierten en oportunidades? ¿qué perseveran y brillan en la absoluta adversidad?
Todos en el Equipo tenemos un compromiso con Ustedes. Parte de ese compromiso es ser realistas: no podemos prever todos los problemas que les va a tocar enfrentar en su camino emprendedor.
Lo que sí podemos hacer es darles la herramienta que diferencia a los que sucumben de aquellos que superan las adversidades: tener una misión y utilizarla para tomar decisiones a diario.
¿Qué significa tener una Misión Personal?
Implica descubrir, explicitar y recordar cuál es tu objetivo más profundo en la vida, qué quieres aportar al mundo y cuál es el legado que te propones dejar.
Suena muy hippie, ¿no?
Lo entiendo. Eso pensé la primera vez que lo leí.
Pero es absolutamente esencial que lo hagas.
El impacto que tiene y sus efectos son múltiples (y todos buenos):
- Motivación y Energía: Crear algo nuevo o superar un obstáculo requiere energías. Hacer algo difícil requiere un motivo. Una Misión Personal te da las dos cosas y en una dosis enorme.
- Ser fieles a nuestros principios: La Misión se conecta, profundamente, con quienes somos, qué pensamos que es correcto y el legado que queremos dejar. Pequeñas consecuencias de corto plazo no nos aterran y, en cambio, empezamos a disfrutar de los resultados que vienen de la integridad y de estar en paz con nuestras decisiones.
- Perspectiva: Un problema (o un fracaso) pueden fácilmente adquirir proporciones monumentales si no tenemos con qué compararlo. Cuando sí lo ponemos en perspectiva se hace más sencillo ser objetivos, encontrar soluciones, aprender lecciones de las experiencias y utilizar todo para seguir avanzando.
- Claridad en las decisiones: el siglo 21 se caracteriza porque tenemos una cantidad de opciones infinitas a diario. Hay cientos de actividades, productos y opciones. Si no tenemos muy interiorizados criterios para decidir todo estos nos desgasta y agota. Cuando tenemos claros nuestros principios y objetivos, en cambio, atravesamos esa complejidad con facilidad y utilizamos las opciones a favor de nuestros Proyectos.
- Ver oportunidades con claridad: un objetivo claro es condición necesaria para identificar las oportunidades que nos llevan a él. Al definir nuestra Misión empezamos a descubrir nítidamentre los acontecimientos e información.
- Consciencia de la Individualidad Propia y Ajena: Explorar tu Misión Personal lleva a que tomes consciencia de que, por un lado, eres una persona con algo único que aportar y, por otro, que no es tu objetivo hacer y tener todo lo que existe. Ambas cosas llevan a que trabajar con otros se vuelva sencillo, porque sabes qué tienes para aportar y disfrutas de complementarte con otros.
Puntualmente, ¿cómo funciona el hábito?
Claro que el hábito que vamos a trabajar este mes no significa simplemente tener una Misión Personal. Va mucho más allá.
Implica tres prácticas básicas:
- La primera es elaborar un enunciado de Misión Personal y revisarlo periódicamente.
- La segunda es utilizarlo para priorizar actividades y tomar decisiones. Este mes vamos a concentrarnos en identificar la tarea más importante del día.
- La tercer y última práctica es ejecutar de acuerdo a esas prioridades. Durante el mes llegarás al punto en el que no sólo identificas esa tarea sino también la ejecutas.
Lo primero que tenemos que lograr con estas prácticas es transformarlas en algo cotidiano. Luego hay que mantenerlas hasta llegar al punto en el cual se realizan sin esfuerzo. Entonces vamos a tener un nuevo hábito, sentir cómo nuestro día a día empieza a cambiar y estar listos para pasar al siguiente.
¿Cómo?
Eso vamos a ver en el próximo texto: El Plan Mensual para este Módulo.
Mientras tanto: Acciones para el Lunes
1. Si todavía no lo hiciste, contesta la Encuesta Inicial del Curso.
3. Piensa en qué momento de mañana vas a separarte 15 minutos para las actividades del Martes. (Puedes usar la teoría de la Represa para aprender a generarte pequeños momentos)
¿Listo?
¡Felicidades! ¡El primer paso es el más difícil!
Próx. Texto: El Plan Mensual Simple.