Decir que NO y Dejar ir como multiplicadores de tu tiempo y foco
![](http://programa.superhabitos.com/wp-content/uploads/2014/11/379548_10200252246857415_396765024_n1.jpg)
Tiempo de lectura y ejercicio
15 mins.
La mayoría de nuestros problemas y dolores más profundos tienen como punto de partida el no saber dejar ir.
Cuando nos llenamos de actividades (muchas de ellas urgentes y no importantes), cuando postergamos lo que en realidad nos importa, cuando hacemos algo a medias porque no nos creemos capaces de finalizarlo, estamos aferrándonos a un ideal de cómo nos gustaría que sean las cosas.
Todos tenemos ideales internalizados, miramos el mundo y juzgamos a otros y a nosotros mismos con esos lentes: tenemos una imagen de cómo nos gustaría vernos, de cómo nos gustaría hacer tal o cual actividad, de cómo se ve nuestro trabajo cuando esté listo.
Y con esos ideales, que son imágenes que no existen, nos juzgamos y nos trabamos.
Tenemos expectativas de cómo queremos que sean las cosas, de cómo queremos que sean los otros. Nos aferramos a esas expectativas y perdemos el foco.
Dejar ir es un ejercicio poderosísimo y sumamente difícil, pero vale la pena ejercitarlo porque nos lleva a vivir mejor, a avanzar, a disfrutar mucho más de lo que hacemos.
En el caso puntual de los emprendimientos que llevamos adelante (o que estamos por comenzar), el ejercicio de dejar ir las expectativas es muy importante.
Nos permite avanzar, nos permite enfocarnos en una tarea a la vez, en buscar aportar valor único y dejar de mirar cómo hacen las cosas otros como parámetro de cómo deberíamos ser (sin dejar de aprender de quienes más saben, por supuesto).
Dejar ir es vivir cada instante intensamente, saber que no podemos controlar las situaciones ni a las personas, aceptarlo y enfocarnos en lo que podemos hacer nosotros cada día.
Si ejercitamos el dejar ir, nos sentiremos más tranquilos, sin un reloj que avanza y nosotros corriendo detrás de él. Haremos una cosa a la vez, y romperemos con muchos de los miedos que nos están frenando.
El miedo que nos frena
Uno de los miedos más fuertes a la hora de dar “el salto al vacío” emprendiendo es el miedo al fracaso y a la incertidumbre.
Si aprendemos a dejar ir la necesidad de que todo sea perfecto y de tener todo bajo control, aprenderemos a disfrutar y hasta aprovechar esa incertidumbre. Podremos hacer nuestra parte y movernos con tranquilidad en un contexto cambiante, porque abrazamos el caos y estamos centrados en lo que podemos hacer nosotros al respecto cada día.
Cuando ya tengas clara tu misión, tu visión, tus roles y sepas identificar en qué cuadrantes se encuentran tus actividades para enfocarte en el Cuadrante 2, entonces dejar ir multiplica los resultados de todo este proceso.
Si dejas ir la necesidad de estar en todo, de decir que sí a todo, de ser parte de todos los ámbitos en los que te invitan o que te resultan interesantes, de asistir a cada compromiso que se presenta, podrás enfocarte verdaderamente en lo que más te importa y ser completamente libre.
Tenemos más tiempo del que creemos, pero mucho de ese tiempo está ocupado por nuestro miedo a decir que no, por nuestra falta de costumbre a no hacer.
Las personas mejor organizadas, más enfocadas y más libres son aquellas que dicen que no muy seguido. Tienen un propósito tan firme que tienen muy claro qué es lo que no quieren hacer.
Para estar organizados, debemos aprender a dejar ir la necesidad de hacer todo, de estar en todo, aceptarlo y disfrutar de elegir qué hacer y qué no hacer con tranquilidad. Siempre que lo hagamos en base a lo que más nos importa, estaremos haciendo las cosas bien con respecto a nuestra Misión y a nuestros vínculos más relevantes.
Decir que no no significa ser maleducado, despreciar a otros o no hacer absolutamente nada y quedarnos encerrados todo el día trabajando en nuestro emprendimiento.
Decir que no es animarse a priorizar y hacer uso de tu libertad plena cuando surgen eventos, invitaciones o pedidos a los que normalmente decís que si sin pensarlo mucho.
Cómo decir que no
Te cuento tres formas simples que, dependiendo de la situación, servirán para que te animes a comenzar a decir que no sin ser descortés:
1. Agradeciendo sinceramente
Esta es la más simple y la más directa. Simplemente decis:
“agradezco tu invitación pero prefiero quedarme así avanzo en xx proyecto que es muy importante para mí”, o
“No podré ir pero ¡muchas gracias!, qué linda invitación, te agradezco por tenerme en cuenta.”
No damos explicaciones, no decimos “tengo que hacer tal cosa” ni mentimos, sólo agradecemos y rechazamos educadamente la invitación.
2. Dando una referencia
Esta es una forma de rechazar una invitación o pedido aportando valor a quien te invitó.
Agradeces, le decis que no podrás hacerlo y le comentas de alguien que conoces que podría ayudar en lo que está necesitando.
“Muchas gracias por tener me en cuenta para participar en xx proyecto, tendré que rechazar tu invitación porque estoy dedicándome full time a un proyecto personal y no quiero perder el foco, pero conozco a alguien que creo puede ayudarte.”
Y luego de eso haces una introducción entre estas dos personas para que se conozcan.
3. Explicando que si accedieras a eso, descuidarías otros compromisos
En este caso podes explicar que te parece genial la oferta pero que si accedes a eso, descuidarías otros compromisos con otras personas. Esto se percibe como positivo porque quien te hace el pedido ahora sabe que si te comprometes a algo, sos totalmente confiable.
Podes decir algo así: “Muchas gracias por la oferta, en este momento tengo varios compromisos que no quiero descuidar y realmente si me comprometo con vos en esto se que no voy a poder hacerlo al 100% así que prefiero decir que no” (Esta puede combinarse con la opción anterior de dar una referencia).
4. Postergándolo
En este caso te invitan a algo en una semana en la que ya tenes varios compromisos familiares y querés avanzar con un trabajo importante, entonces decis algo así:
“Muchas gracias por tu invitación, me encantaría ir pero esta semana prefiero dedicarme a xxx. ¿Te parece si la semana que viene nos reunimos? Decíme cuándo te queda cómodo y coordinamos”.
Tip para Emprendedores Súper-enfocados: Cuando planees una actividad, agendala inmediatamente, sobretodo si involucra a otros. Si estás usando el celular, anotala con día, horario y notas si hay algo que recordar. Si usas otro sistema de organización que no es portable, anotala en un papel y luego lo pasas. Esto es importante porque: a) te ayuda a evitar sobreponer actividades; b) con el tiempo te vuelve una persona muy confiable, que no falta a compromisos ni citas; c) te da la tranquilidad para luego enfocarte en tus tareas: si sabés que todos los compromisos están agendados se libera memoria RAM mental para poder hacer lo más importante.
Acciones para esta semana
Hace tres semanas venís ejercitando el incorporar tu visión a la rutina mañanera, además de que tenés tus minutos de organización semanal el fin de semana y sabés identificar cuáles son las actividades más Importantes y priorizarlas por sobre las demás.
Ahora vamos a sumar un pequeño ejercicio que va a multiplicar todo lo que lograrás con tus 30 minutos de organización semanal y tu ritual mañanero.
Vas a decir que no a algo esta semana.
Sí, a una sola cosa, que no sea coherente ni sume a tu misión, que normalmente harías por compromiso o por inercia.
Y a partir de ahora cuando te inviten o te pidan algo, pensálo dos veces, volvé a tu misión y a tus objetivos y pensá si te acerca o no a ello.
Si creés que no, usá alguna de las formas simples y educadas de decir que no y seguí con lo tuyo.
Y, por supuesto, mantendrás tus 30 minutos de organización semanal y tus rituales mañaneros (ambos son momentos muy buenos para pensar en a qué decir que no cada semana) 🙂