La Mejor Herramienta: Hábitos

Por Matías Salom


Todos tenemos hábitos, cosas que hacemos de manera casi automática y cotidiana. Entre el 40% y el 45% de las decisiones que tomamos en el día a día no son decisiones conscientes, sino que son producto de los hábitos que tenemos internalizados.

Algunos son buenos: te permiten mantenerte enfocado y avanzando casi sin darte cuenta. Otros son malos: te quitan energías, te desvían constantemente de los objetivos que te planteás.

Los hábitos, simplemente, son buenos siervos pero malos amos.

Por eso es importante que seamos conscientes de a dónde queremos llegar, cuáles son los principios naturales que nos gobiernan y que adaptemos nuestros hábitos para ello. Así, no sólo vamos a evitar gastar energías de forma innecesaria, sino que además nos vamos a poner en camino a hacer que cosas que hoy parecen difíciles se vuelvan cotidianas.

Correr una maratón le parece difícil a aquel que no tiene los hábitos de entrenamiento adecuados y, sin embargo, cuando se los tiene es algo que puede hacerse casi sin pensar. Lo mismo se aplica a tener semanas organizadas, sacar emprendimientos adelante, reorientarlos en tiempo de dificultades y volver a empezar cuando las cosas salen mal.

Los hábitos pueden crearse, modificarse y olvidarse a través de acciones repetidas en el tiempo. Tanto los buenos como los malos. Puede que tengas un hábito hace ya mucho tiempo pero nunca es tarde para cambiarlo, mejorarlo o eliminarlo de tu día a día.

Cuando empezás a desarrollar hábitos que liberan tu potencial, una sensación de realización y logro se apodera de vos.

Por eso debemos tener claro qué hábito tratamos de desarrollar, qué implica y cuál es nuestro motivo para hacerlo y, a partir de ahí, actuar sostenidamente y mejorar continuamente.