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“Cosas que se vendan todo el año y que no requieran una inversión inicial muy alta”.

Literalmente, con esas pautas comenzamos a pensar ideas de negocio una tarde calurosa de Enero tomando mates al lado de la pileta. Esto se convirtió en menos de un mes en BONA, una empresa de accesorios femeninos que tuvimos durante 2 años.

Sí, efectivamente los accesorios femeninos cumplían todos los requisitos: no requerían una inversión muy alta (comenzamos con $120), se venden todo el año con pequeños cambios en qué se vende más por temporada y los colores, y podíamos tener una tienda online lo cual nos permitía tener más libertad y no gastar en un local comercial ni en infraestructura.

Suena como la idea perfecta.

¿Y por qué decidimos cerrarla después de 2 años?

Resulta que con el tiempo nos dimos cuenta de que, aunque tuviésemos un sistema bastante automatizado y el negocio fuese rentable, no íbamos a persistir mucho más tiempo en él porque simplemente no nos entusiasmaba.

No nos levantábamos por la mañana emocionados por hacer un pedido de accesorios, o por organizar planillas de artículos y precios. No sentíamos estar aplicando nuestros talentos y habilidades a este negocio, ni veíamos qué valor aportábamos a las personas que nos compraban.

¿Estábamos cambiándole la vida a alguien? Probablemente no.

Nosotros cuatro queríamos estar emocionados con nuestro proyecto, y BONA no nos emocionaba. Aprendimos mucho, pero descubrimos que era momento de pasar a otra cosa. De dar vuelta la fórmula.

Vimos que era importante comenzar desde nosotros y construir a partir de ahí, y no al revés como habíamos hecho ese verano al buscar ideas rentables. Comenzamos a pensar qué era lo que mejor podíamos hacer, lo que más nos entusiasmaba, en lo que nos complementáramos y lo que más impacto podía generar.

Y así nació Superhábitos.

Un proyecto que nos entusiasma a los cuatro, en el que volcamos todas nuestras habilidades y pasiones, con el que podemos conocer a muchísimas personas inspiradoras y ayudarlas, generar un impacto en sus vidas y en sus comunidades. Lo que hicimos fue dejar de mirar afuera, y comenzar desde adentro. Emprendimos dese nuestra Chispa.

Los emprendedores que generan impacto y aportan infinito valor a sus comunidades, eligen su negocio en base a lo que les apasiona, sus talentos y los problemas que pueden resolver, siendo siempre coherentes con sus creencias. Esas son las empresas que cambian el mundo y que más valor aportan. Este hábito se basa en una verdad fundamental: cuando hacemos algo que nos gusta y en lo que somos buenos naturalmente, lo disfrutamos más, y por lógica lo hacemos mejor y con más energía.

Canalizar un proyecto hacia las necesidades de los demás te permite profesionalizarte y vivir de ello, y gracias a eso puedes seguir mejorando y creciendo. Crear un negocio centrándote en aprovechar tus talentos, en lo que entusiasma y en cómo ayudar a otros es lo que llamamos “emprender desde tu Chispa”.

La Chispa Interior es la conjunción de:

•  lo que te apasiona, eso que amas hacer;
•  aquello en lo que eres bueno;
•  una necesidad real que puedas ayudar a satisfacer con eso que sabes hacer;
•  tus creencias profundas, los principios y valores que te guían.

Puedes crear un proyecto que sea rentable y funcione sin hacer este ejercicio. Pero generarás un impacto enorme si emprendes desde tu Chispa. ¿A qué le pones más energías y pasión que a aquello que más te emociona hacer? ¡Se trata de construir desde ahí! y no esperar a ver si te queda un ratito los fines de semana para hacer algo que te gusta. Sin más vueltas, pasemos a la actividad de esta primera semana.

La mejor forma de comenzar a descubrir tu Chispa y construir una idea de negocio (o mejorar la que ya tienes) es haciéndote preguntas y perfilando en las respuestas tus talentos, necesidades reales de otros, tus pasiones y tus principios.

Todas las ideas de negocio que surjan de estas cuatro cosas entrecruzadas serán negocios en los que podrás aplicar todo tu potencial y disfrutar al máximo.

Esa es tu Chispa. Y este mes la descubrirás y le darás forma.